jueves, 12 de enero de 2012


1.2 Son nombres, atjó, muy comunes. Pero sí, una conocí a dos, atjó, enanos que se llamaban así y eran hermanos. Trabajé con el pequeño de ellos, atjó, Ulther. Un minero excelente y un enano lamentable. Tenía ese olfato para encontrar una veta, atjó, y ese talento para gastarse la paga de un mes en una noche que lo hacía estar siempre pidiendo dinero. No hay mayor vergüenza para un enano que no hacer fortuna, y este incluso debía oro a mucha gente. Atjó, atjó. Pedía prestado para pagar las deudas anteriores. Luego la gente dejó de prestarle, y los mayores, atjó, tuvieron que intervenir y llegar a un acuerdo con sus acreedores. Les pagaron, o cerraron un trato con ellos para que no hiciesen público que debía dinero y extendiesen su vergüenza por todos los mineros asociados. Atjó. Hace mucho tiempo de eso. He escuchado que él y su hermano prefirieron irse de Karak Kadrin antes de que los expulsaran del gremio.

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