jueves, 12 de enero de 2012


4.1.2 No, por supuesto, para cabalgar, sino para comer. En ese no me mentían: los enanos que se lo pueden permitir pagan un buen precio por un solomillo de caballo en su punto, y no hacen ascos si éste procede de un animal viejo, puesto que aquí se aprecia la carne sazonada por la edad y hasta parece gustar más si está dura. De lo que no me hablaron es de las dificultades de traer aquí una veintena de rocines viejos, a través de tierras que carecen de pastos hasta en los mejores meses del invierno, y las elevadas tasas que hay que pagar en cada uno de los puntos fuertes de las montañas… La mitad del ganado había muerto para cuando me encontré con una banda de ogros tan hambrientos como mis pobres animales. Esos animales estaban tan ocupados dándose un festín con mis ahorros que ni me miraron.

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