La hueste de Matadores de
Garagrim es una visión temible, pues en pocos días ha reunido a todos los
buscadores de muerte de Karak Kadrin. Un centenar de enanos la conforman:
ningún ejército vivo se puede dejar de estremecer ante su visión. Demasiado
numerosos y locos para preocuparse del peligro, los Matadores se lanzan al
combate en cuanto llegan al valle de Borgburg: no hay ningún sentido táctico en
sus acciones, pero, al cabo de dos jornadas, regresan con decenas de cabezas de
grobi, las de varios jabalíes y lobos, la de un troll y la de un guepardo de
las nieves. Garagrim, que se ha cobrado la presa del leopardo, te mira a los
ojos, pues no hay nada que decir.
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