jueves, 12 de enero de 2012


Los mercenarios de Middenheim, humanos gigantescos y dicharacheros, tan sólo parecen cabizbajos cuando tienen que recorrer los túneles. Pasados estos, hacen pronto buenas migas con la gente de Borgsburg y expresan a gritos su voluntad de combatir y matar grobi. El jefe de ellos, un rubio de largos bigotes llamado Ulrich, se hace traducir canciones y requiebros a Helga, y derrota a Borin en un pulso. Mientras, Morgrim se hace llevar por todo el valle para conocer el campo de batalla.
Sin embargo, los grobi parecen advertir la llegada de refuerzos, y que los enanos y humanos husmean cerca de su madriguera. Quizá fuese eso lo que les impulsase a atacar; quizás no. El caso es que una noche el aire se turba con gritos y chillidos en torno a Borgsburg: los grobi se lanzan al asalto contra la aldea.
Perturbado, coges tu hacha y te unes a tu padre y a tu tío en las puertas de la casa. Una decena de grobi están en el umbral: Borin se defiende desesperadamente de las puntas de las lanzas, tu padre se agarra un brazo herido e intenta esquivar los golpes. Parece que no llegarás a tiempo para salvarlos, pero en ese momento un grupo de gigantes rubios llegan de la nada, agitando sus picas y espadas y gritando “Ulric, Ulric”. Los grobi que no mueren huyen, y Ulrich se vuelve hacia vosotros para dedicaros un incomprensible “Gute Nacht, un zu toten” y lanzarse a la carga.
No todo es tan fácil, por supuesto. Tu cuñado Gotrek está muerto en medio de un prado, medio desnudo: nadie sabe qué hacía allí. El padre de Snorri muere en su cama, pues su casa es la primera en ser asaltada, y su mujer resulta herida. Morgrim organiza una desesperada defensa de sus enanos, pero uno de ellos es herido en la rodilla. Luego habrá que amputarle la pierna. Ulther, contra todo pronóstico, rechaza todos los intentos de los grobi de entrar en el cobertizo en el que vive empleando hasta los enseres domésticos.
Tras una noche de terror y muerte, los grobi son rechazados con fuertes bajas, y cuando al día siguiente los seguís hasta su cueva, veis que se han marchado. A la última víctima la descubrís en un charco de sangre en tu propia casa. Skadi ha sido degollado por alguien de dentro, en la confusión, y, aunque descubres una mirada culpable de Morgrim, nunca se sabrá quién fue.

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